Me cuesta ver las huellas en mi playa cuando no hay nadie, pero yo sé que de madrugada la cruza una mujer desnuda. ¿Soy yo?.
Me adormezco cuando las campanas tocan las horas de la negra noche, y las olas, todas iguales van y vienen acompasadas. Así, en sueños, me desnudo y me entrego al mar, es un desierto el camino que escojo y la inmensa playa es mi estancia.
Lo he hecho, soñando, tantas veces que se ha convertido en un ritual cuando me duermo.
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