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miércoles, 30 de enero de 2013

Gaviotas


Alas de plata, majestuoso vuelo que en silencio busca el descanso entres las rocas.

Me enamora el vuelo de las gaviotas aunque quiera decirme algo que yo no acierto a entender, rodean las olas y atraviesan con su mirada el mar inquieto.

Del mar a la tierra, de la tierra al mar, llevan consigo un secreto, pero jamás he comprendido que es lo que quieren decirme.

Mi cuerpo se estremece al sentirlas volar tan cercanas, como si quisieran recitarme los versos que no sé quien  ha escrito para mi.

Volved a tierra, gaviotas, hacer vuestro nido en el acantilado, y si alguien piensa en mi cuando amanece, traedme enseguida su mensaje. Yo os espero dentro de mi mar, inmenso, acogedor.

Me relajo  escuchando  como el viento y el agua dialogan  sin romper el gran silencio, cierro los ojos buscando ese sueño que quizás llegue mañana…

Los cantos de las gaviotas y el sonido lejano de la sirena de un barco son nada más que un oasis donde guardar la ilusión de lo que yo desearía  que sucediera.


martes, 29 de enero de 2013

De nuevo el mar


Me cuesta ver las huellas en mi playa cuando no hay nadie, pero yo sé que de madrugada la cruza una mujer desnuda. ¿Soy yo?.

No sé si alguien me acompaña o si voy sola, pero las estrellas no me engañan, ni el sol que nace cada día, entonces me introduzco entre las olas en un bautizo de placer  y de luz.

Me adormezco  cuando las campanas tocan las horas de la negra noche, y las olas, todas iguales van y vienen acompasadas. Así, en sueños, me desnudo y me entrego al mar, es un desierto el camino que escojo y la inmensa playa es mi estancia.

Lo he hecho, soñando, tantas veces que se ha convertido en un ritual cuando me duermo.


viernes, 25 de enero de 2013

Una tontería... (¡o no!)


Se trata de un artilugio fabricado de cualquier tipo de material, debidamente tratado y pulido para poder ser utilizado sin que delicadas pieles (como la de una servidora) sufran cuando se utiliza.

El placer que proporciona solo lo sabe la espalda (como la de una servidora) que, en esos momentos en que un ligero picor la altera, siente el contacto de esa manita que sustituye a la humana y que por anatomía no llega hasta el lugar adecuado (como le pasa a una servidora).

Un vez que está cumpliendo con su función (léase rascando) la sensación de alivio va en aumento, la espalda se libera, el cerebro asume el contacto y la respiración se agita levemente, (vamos, que para que se me entienda es algo parecido a un pre-orgasmo) hasta que el dorso acariciado vuelve a su estado natural. Respiramos y soltamos un... "¡rico, rico, ricoooooooo!" (¿donde he leido yo esa exclamación? jejejeje).

(Lo antedicho no es un tontería. La "tontería" (como la de una servidora) es imaginarme que en vez del artilugio en cuestión, sería sublime  poder susurrarle a una (imaginaria) compañía, apartándole coquetamente el cabello de su oido, con voz sugestiva y sugerente... "cariño... cariñoooo... ¿porqué no me rascas la espalda?".

Un/a psicoanalista freudiano/a me diría que soy "tonta-erótica".

Pero mira por donde... ¡me gusta!).

domingo, 20 de enero de 2013

Naturaleza en su esplendor


Ayer  tuve el PLACER (sí, con mayúsculas) de contemplar el poderío de mi mar.


No, no estaba enfadado, quería mostrarme toda su vitalidad, como si me dijera que en su aparente calma se oculta la bravura de su fuerza, que en ciertos momentos se debe decir adiós al conformismo y que tomara, yo, buena nota de que hay que sacar el genio de vez en cuando y no ser un mero sujeto contemplativo y resignado.


Anoche me sentí viva...


Quizás por eso hoy, aunque sola, he amanecido diferente...


martes, 8 de enero de 2013

Tres cosillas en el año nuevo


Cuando acaba un año y empieza otro mi correo recibe lo que yo suelo llamar "pijaditas", que son esos archivos, power's point's, dibujitos, etc. etc. etc. a los que algunas veces por educación y otras porque me da la gana les presto la atención que se merecen.

De todos ellos quiero destacar tres.



Esta brujita de la suerte, simpaticona ella, alegre y voladora que espero cumpla con su "obligación" y que me la ha enviado una compañera de trabajo a la que las cosas, dice ella, le fueron  bien el año pasado. Vamos, que si a tener gemelas se puede llamar "irle la cosas bien" pues... no sé,  máximo cuando ya tenía otra chica y lo que esperaba era tener un chico. Claro que ella seguramente lo ha hecho -lo de enviarme el dibujito- con la más sana intención y mejor deseo.

De todas maneras se lo he agradecido. No soy rencorosa.


Otra amiga, de cuyo nombre no quiero acordarme, se me "descuelga" con una obra infantil -que ya me gusta- sabiendo que lo voy a leer y que me voy a reir un montón igual que ella lo hizo en el momento en que su autoestima se vió reflejada en el texto. Yo, que por naturaleza soy muy modesta y no me gusta auto-halagarme, a primera vista tuve la reacción de: "eso no va por mí, pero gracias", y después me pregunté: "¿y porqué no me parezco perfecta?". (Aún no he encontrado una respuesta convincente, cuando la encuentre se lo agradeceré).


Y el tercer dibujito, ese ya me parace lo más de lo más. Pepa, que así se llama la autora, es diseñadora gráfica que maneja como nadie el Artwork, o como se llame el programita de marras.

Hemos desayunado, comido, merendado y cenado bastantes veces, y tiene una imaginación desbordante, es muy agradable cuando está de buenas y muy borde cuando está de malas (como casi la mayoría de humanos). Nos encontramos en plena paseo hace días y para preservarme del frío yo llevaba un gorro de lana muy coquetón pero llamativo por su colorido (como iba vestida, yo, de informal no venía de un accesorio hortera más). Cuando me vió me dijo: "te voy a diseñar un gorro que si eres capaz de ponértelo igual te mandan a la selva africana". Mi primera reacción cuando abrí el archivo fué la de enviarle una carta-bomba, la segunda fué la de llamarla para herir sus tímpanos, y la tercera, que es la buena, fué la de decirle cara a cara que tiene pagados los cafés que quiera hasta final de año. Artistaza, la chica.

De todo lo demás recibido no hago mención por no escandalizar al personal. Quien más quien menos ha recibido unos pps de tías buenorras, de esas que se ven pero no se tocan.

En confianza: ni ganas.