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miércoles, 27 de julio de 2011

Una noche inolvidable

Ayer noche cené con Anna y Sole. Acudieron puntuales a la cita en Vil.la  Alexander donde tenía reservada mesa desde hace días, yo había llegado poco antes, me acompañó mi padre, por si acaso hubiera surgido algún problema, pero ví que no, que todo estaba perfecto, es más, como el día estaba fresco para la época del año y el aire era húmedo, Alex había preparado la mesa en un lugar resguardado, muy acogedor.

(Poco ha  cambiado Anna desde la última vez que estuvimos juntas, sigue igual o más preciosa, o me lo parece. Sole, Soledad, de 32 años, es una mujer muy guapa también, cabello largo, negro, como sus ojos, sonrisa eterna, con unos pechos más que presentables acordes con su constitución bien proporcionada. Se le nota su origen andaluz, de Sevilla para ser más exacta, conserva su deje a pesar de llevar cinco años en Chicago, donde aterrizó después de conseguir una beca.  Es cirujana especializada en traumatología, “reponedora de huesos” como ella se autocalifica. Enamoradísima de Anna hasta la médula y no lo oculta, se le nota a la legua. Anna también lo está de ella, lo denoto por la forma como la mira, se derrite. ¡Quién lo iba a decir!)

Anna y yo nos fundimos en un tierno abrazo, no pudimos evitar las lágrimas. “Perdóname Marina –me decía al oído sin soltarme-“, no tenía porqué decírmelo, hace mucho tiempo que estaba perdonada. Me presentó a Sole y me fundí con ella en otro abrazo largo, cuando sentí sus brazos a mi alrededor entendí el porqué de haber conquistado a Anna, toda ella emanaba calidez, confianza.  Sus manos acariciaban mi espalda, me transmitían cariño y complicidad, como si quisiera agradecerme algo que yo no llegaba a entender.

La velada transcurrió entre risas, recuerdos, confesiones y proyectos. Me contaron como se conocieron a raíz de un pequeño accidente que tuvo Anna al torcerse un tobillo mientras corría antes de ir al trabajo. Sole la atendió en el centro de urgencias y allí comenzó todo. Conectaron hasta el punto de no esconder su sexualidad. Durante las siguientes visitas a la consulta de ella para hacer el seguimiento del esguince la relación se fue estrechando. Tardaron más de un mes, según me confesaron, en pasar juntas su primera noche, nerviosísimas dijeron al unísono riendo, como si fueran primerizas. Después todo fue diferente.

Yo las miraba, a veces embobada, otras veces sorprendida por la claridad de sus confesiones, y también con envidia sana, pero muy contenta de tenerlas a mi lado, más aún cuando siendo el santo de Anna habían preferido cenar conmigo que no con su familia. Le entregué  a Anna un estuche con un regalo que le había comprado, era  una gargantilla de diseño con una mariposa. Le faltó tiempo para ponérsela, y a mí para hacerle una fotografía. Sole quedó sorprendida cuando a ella le hice el mismo regalo. Pasada la primera emoción Anna se levantó y vino a darme un beso, muy dulce, en mis labios. Sole le preguntó a Anna si ella también podía agradecérmelo igual, la respuesta fue afirmativa.  Quedé revolucionada con esos besos, hacía muchísimo tiempo que no me besaban.

Se hacía tarde, eran cerca de la una y media de la madrugada, Alex tenía que cerrar. Les pregunté si iban a alguna disco, y me dijeron que si yo no podía acompañarlas no irían. Les pedí  que me acompañaran  a casa ya que por la hora me sabía mal llamar a mi padre para que viniera a buscarme. Aceptaron encantadas. De camino les dije  si les apetecía pasar por  casa a tomar una copa, no a la de mis padres, a la mía. Anna me miró. Entendí lo que quería decirme, recuerdos y más recuerdos, Sole fue la que dijo que le encantaría.

Hablando y hablando, más de mí y de mi “problema” porque querían saber lo que me pasa, se nos hicieron las tantas de la madrugada, casi las cinco de la madrugada. No era hora de ir por esos mundos, así que les sugerí que se quedaran a dormir en mi casa pues tengo sitio para todas.  Sea por el ambiente, sea por tener las tres la sensibilidad a flor de piel, sea porque se había creado una complicidad entre nosotras aceptaron con una condición que me dejó sin saber que decir: descansar las tres juntas. Seguimos hablando hasta el amanecer.

(Nos hemos despertado cerca del mediodía. Yo, como una vela, en medio de las dos. He sido la primera en abrir los ojos. No me lo podía creer, pero me he sentido feliz, sintiendo el calor de sus cuerpos bajo las mismas sábanas. No niego que he sentido una ligera excitación, que ha marchado de mi mente con la misma celeridad que ha llegado. En este momento  en el que escribo desde casa de mis padres, sola, siento la necesidad de que llegue pronto la noche, para poder revivir nuestro encuentro y, en mi intimidad, dar rienda suelta a mis deseos. Sin pudor).

3 comentarios:

  1. El último párrafo está retocado por razones que se entienden en un blog como el que quiero que sea. Sin retoques está en TR, donde he querido volver a publicar "La llamada". No es mi testamento vital, jajajaja,solo quiero publicarlo antes del dia 8 de agosto.

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  2. "La llamada" otra vez publicada... ¡qué maravilloso regalo! :)
    Una vez más me has hecho el día.
    Coincido: no es un testamento. Pronto estarán de regreso tus letras y especialmente tú.
    Ánimo que todo irá muy bien.
    Un abrazo en la distancia.

    p.d.- ¿Viste que Natural Cosmetics 3 está en el primer lugar del Top 100? ¡Felicidades!

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  3. Patty, gracias por tu mensaje. Si quieres que te diga quito importancia al ranking de Top 100, no escribo para estar arriba, lo hago por necesidad, el ranking que aprecio y valoro son vuestras palabras de ánimo. Un abrazo.

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