En el silencio oscuro de los cerrados párpados
que el universo en mi espíritu adormece,
la música se alza, mientras en la alta noche
sube hasta las estrellas el perfume de las rosas.
En mi pequeño corazón, ella, divina música,
hace caber el infinito, rompe las compuertas,
y me lleva lejos de los nombres y las cosas,
más allá del deseo, casi hasta el olvido.
Como las algas que avanzan en el pecho de las olas,
entre el suspiro de las aguas profundas y rítmicas,
yo voy con la música en mi interior, voluptuosa.
Mientras el mundo se aleja, dormida en la playa yo sueño,
abandonada a las suaves melodías,
al beso de la espuma y a los brazos del viento.
(Playa de La Pineda - Salou - 22.07.2012)